la frase del momento

"¿No es la cerveza la bebida de la sinceridad, el filtro que disuelve toda hipocresía, toda la comedia de los buenos modales, e incita a sus aficionados a orinar sin pudor y engordar con despreocupación?"

M. Kundera


martes, 4 de diciembre de 2007

El triunfo de Baco


Siempre hay motivos de celebración, porque, como es bien sabido, lo importante no es el motivo, sino la celebración, o más bien, las ganas de celebrar. En nuestro caso, tras un año de apoteosis hedonista en el Piso Franco, se imponía una celebración a la altura de la efeméride, por ello, nada mejor que consagrarse a los excesos etílicos, honrando la memoria de Dionisos, en sublime hermandad con entusiasta libación del siempre sagrado vino -por qué no del Penedés-, dejándonos llevar por una improvisada bacanal.

Así pues, en el Piso Franco, como no podía ser de otra manera, ha triunfado gloriosamente en todo su esplendor Baco, a través del rito mistérico que inesperadamente se consumó, no sé si solemnemente, y que, al final de cuentas, sirvió para la introducción de un catecúmeno. Otros ritos abogan lúcidamente por el cordero o el pan y el vino, pero también se puede comulgar, por ejemplo, con Gintonic o lo que buenamente te pida el cuerpo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

En el piso franco cualquier doncella puede sentirse como Ariadna conducida al Olimpo.

Anónimo dijo...

Siempre me resulto crudamente realista la cara del chuzo del medio, es como si lo llevara viendo toda la vida con su vaso de vino en cualquier tasca de la geografía mesetaria.

La putada es cuando empiezas a sentirte identificado con él...


Pantójimo

El sofista que fui dijo...

Sí que tiene un aire.:-P Es la grandeza de Velázquez, que capta a la perfección el espíritu popular. Es un clásico la humanidad que destilan sus personajes populares y la arraigada estulticia que presentan los prohombres de sus cuadros. Por no hablar de la perfidia de Inocencio X, un espejo del alma.

Anónimo dijo...

El día que me masturbé en tu sofá entraba un rallo de sol por la ventana. Bajo una sucia y harapienta manta mis dedos tocaron la onanista sinfonía mientras mi piel aún conservaba el aroma del ritual de apareamiento perpetrado la noche anterior. Mi naturaleza ansiosa no pudo esperar tu inminente llegada y la mañana asistió a la culminación exaltada de tu memoria.

El día que me masturbé en tu sofá, nuevos camellos llegaron de tierras lejanas...

Anónimo dijo...

Aclaración: Aunque pueda parecerlo, lo del "rallo" de sol no es un guiño a los camellos, sino una garrafal falta de ortografía producida por la malsana costumbre de masturbarse en vez de cultivarse o en su defecto perder el tiempo pasando el corrector ortográfico. (Cosas del extrarradio)

Anónimo dijo...

El día que me masturbé en tu sofá nuevos camellos llegaron de tierras lejanas. La partida de un miembro de nuestra disfuncional familia nos dejó huérfanos de especias, y la noche cayó sobre nosotros, ansiosos de otras realidades alternativas.

La noche que siguió al día en que me masturbé en tu sofá, nos trajo la fuente del cáliz del estusiasmo y la alegría. Nuevos negocios se vislumbraban en el horizonte...