la frase del momento

"¿No es la cerveza la bebida de la sinceridad, el filtro que disuelve toda hipocresía, toda la comedia de los buenos modales, e incita a sus aficionados a orinar sin pudor y engordar con despreocupación?"

M. Kundera


jueves, 10 de julio de 2008

Alienación gastronómica

En aras de nuestro amor por la antropología, El Honrado Consejo del Pisofranco ha enviado un comité al McDonald's de la Rambla a llevar a cabo una sesuda observación participante para disponer de mayor información de tan curioso fenómeno cultural como son las multinacionales de la hamburguesa. Hay que decir que el reto ha llevado al límite a mi organismo, un ejemplo de lo que es capaz de realizar el ser humano por sus ansias de conocimiento, hasta el punto de poner en peligro el investigador su propia integridad física al experimentar consigo mismo, como hizo en su momento, por poner un ejemplo, Marie Curie.

Sí, la experiencia ha sido dura, casi traumática, sólo superada por la compasión que genera el pensar que estas substancias componen una parte fundamental de la alimentación de millones de seres humanos. Mucho más liberadora el hambre, que nos humaniza ubicando en su lugar las necesidades del ser humano. Mucho más envilecedora la obesidad generada por la sobrealimentación a través de esta pseudo-comida. Panem et circenses, que decían aquellos. ¿Pero cómo sería realmente el pan romano?

Gracias a esta vivencia he podido ser más condescendiente con los estadounidenses. He entendido que una población que tiene esta cosa de base de su nutrición sólo puede generar una sociedad disfuncional. Tras ingerir un menú al uso, he sentido el potencial de esos productos de generar alteraciones hormonales, desequilibrios gástricos, perturbaciones mentales... He percibido aterrado que basar mi alimentación en esas substancias me induciría una agresividad que sin duda desembocaría en una sociopatía peligrosa y violenta.

Lo sé, son unas apreciaciones que rayan el lugar común, pero no nos engañemos, una verdad por conocida, por mil veces repetida, no deja de ser reveladora. Las cosas como son, no me las doy de gourmet adorador de las ocurrencias de un Ferran Adrià al uso. Fundamentalmente, concurro locales de comida sencilla: el pollo a l'ast de los filipinos de la esquina, los dürum de los turcos del final de la calle, las tapas de los gallegos de más allá... Comida con fundamento, en definitiva.

Pero estos señores del McDonald's despachan una comida que parece inspirada en las películas futuristas más tétricas y desoladoras (de hecho, pienso en la crepuscular película de Charlton Heston Cuando el destino nos alcance, también comocida en inglés como Soylent Green): Una enorme masa de pan dulce, embadurnada de una aún más edulcorada e indefinida salsa que procuran disimular la falta de substancia de un cacho minúsculo de carne chamuscada, insípida, de textura acartonada. Semejante explosión para los sentidos va acompañada de unos mazacotes de supuestas patatas fritas que resultan harinosas y que van aderezadas, nuevamente, por otra insulsa salsurris almizclada. Al menos tuve la prevención de regar tal engendro con cerveza. ¡Ni imaginar las repercusiones de la mezcla con coca-cola!

Estos establecimientos constituyen auténticas distopías del presente, espacios donde alienar los sentidos del ser humano, y con ello, su espíritu. Cuán importante es la alimentación y hasta que punto deshumanizan estas hambugueserías, sumiendo al consumidor en algo más grave que una infantización, en algo cercano a una bestialización alimentaria, reduciendo el paladar a una mera profusión de azúcares. Qué alienación padecen aquellos que sólo conocen esta cultura gastronómica. Tristes resultan esos guiris que, independientemente de donde se encuentren, acuden, cegados y sin interés por ver otros horizontes, en manada a estos locales.

Sin duda, una nutrición basada en estas aberraciones culinarias sólo puede inducir al embotamiento del individuo. Qué vileza por parte de esos padres que ceden al poder de la publicidad y la comodidad llevando a sus retoños a estos establecimientos. Tan celosas son de la salud pública las autoridades para prohibir las drogas y todavía no han sumido en la ilegalidad estas hamburgueserías. ¡Cuánta hipocresía!

8 comentarios:

Alberto Vara dijo...

Totalmente deacuerdo...mucho mejor el Burguer King...como el Whopper no hay nada, eso si que es comer!! y no el insulso BigMac...

Pd: Tio, yo he visto hacer las ingentes masas de carne en forma de pene nachovidalistico que se usan en los Kebabs...y te aseguro que nada tienen que envidiar al mcdonalds..pero nada, nada, nada.

El sofista que fui dijo...

Ya te digo. Si vieramos elaborar lo que comemos dejaríamos de alimentarnos. Pero no hablábamos de salubridad de la comida, sino de cultura gastronómica.

Por ejemplo, en Salamanca si hacen una matanza de cerdo, saben qué hacer con el bicho, en cambio en Ecuador fríen al animal entero en su propio sebo. Seguro que compartirás conmigo que más vale hacer jamones y chorizos.

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Cito textual: "Fundamentalmente, concurro locales de comida sencilla: el pollo a l'ast de los filipinos de la esquina (...)"
Pollo pase, pero "a l'ast" y "filipinos de la esquina", en mi barrio, por desconocimiento de lo que son, no sólo suena a exótico, sino que suena a pijo (ya se que debe ser una mierda del calibre de la mortadela el pozo con aceitunas, pero suena a pijo)
Y llamarle dürum al kebap (yo leo a kierkegaard) tambien se las trae, amiguete.

Por cierto que en mi última incursión a tus paisos polacs, en lugar de ir a visitarte, me tocó una suculenta noche con la amiga de "anónima" de voz "agradable" que te cae tan bien, esa que cuando bebe le sube muchísimos tonos su habitual tono de voz.
Eso sí, riquísmas las "tapas" (por qué le llamáis así si son de pago, coño, que parece que la gente de por ahí no sabe cómo se inventó la tapa, y por ende que lo que se cobra no puede denominarse de tan bella manera) en un bar granadino de cambrils.

El sofista que fui dijo...

Oh arrogante centralista Gaztetxea! Pollos a l'ast es como se dice en estas periféricas tierras ese pollo asado que da vueltas y que tan bien sienta en domingo. Y al que voy está regentado por filipinos de las islas Filipinas. Lo de durum viene a que siempre pido el manjar llamado superdurum con queso.

Así que prefieres ir con esa encantadora persona de voz armoniosa que embriagarte de cerveza barata con nosotros. Tomo nota. Esto tiene un nombre pero por mi proverbial buena educación no pienso soltarlo ni aquí ni ahora. Si te hubieses venido a la ciudad condal te hubiese llevado, en el mal llamado "cinturón rojo", a reductos de tapichuelas gratis. Pero, ahhhh...

Unknown dijo...

OK (corral) Pero pensaba que se decía pollastre (pullastra o algo asín pronunciao).

Por cierto, si se leyera como he puesto yo, sería la polla hacer un negocio de pollos a domicilio que se llamara go! (pullastrago -risas-).


Vale, vale, es que por aquí normalmente los sitios de pollos asados son todos de los de dar vueltecitas ensartados (supongo que de ahí vendrá lo de ast, no?)


Y lo de superdurum suena como cuando en pulp fiction hablan de las hamburgesas del madonal en francia. (ya sabeis, "Le Big Mac" y "Royal con queso", bañan todo en puta mayonesa...) Seguramente sepa igual que un puto kebap normal, pero ya tengo ganas de probarlo jejej!

Pío dijo...

yeah, en habla catalana, al pollo se le llama pollastre, pero lo que verdaderamente impera en estas tierras es el bilingüismo(del cual es exponente la expresión pollo a l'ast)que la administración local procura con todas sus fuerzas eliminar.

En cuanto al durum es la versión enrollada (que no guay), y kebab el de pan abierto, al menos x estos lares.

Unknown dijo...

Aki el durum no suele triunfarle mucho a la gente porque es de masa blandengue, frente al explosivo y térmico efecto crocante del pan del kebap cuando está calentito recién hecho. Además qué coño, el kebap chorrea mucho mas que el durum. Si perdemos las tradiciones más askerosas como ponernos con un kebap como hannibal lecter, terminamos pagando por entrar a discotecas pijas, renegando de los botellines en el bar y del kalimotxo en el parke (con K, por supuesto), y eso sí que no!

Lo que si que esta riquísimo, no se como le llamaran los turcos de por allá, es el lamacun (lleva alguna H pero no se donde jeje) con carne, que viene a ser la pizza turca enrollada rellena de todas las enjundias habituales del kebap al uso. Impresionante.


Vaya hambre me ha entrado, que sólo he cenao una mísera tortilla gabacha...