la frase del momento

"¿No es la cerveza la bebida de la sinceridad, el filtro que disuelve toda hipocresía, toda la comedia de los buenos modales, e incita a sus aficionados a orinar sin pudor y engordar con despreocupación?"

M. Kundera


lunes, 18 de agosto de 2008

La decadencia de Occidente

Vivíamos en el Piso Franco en una mansa indolencia en la que por desidia, dejadez o cómoda complacencia postergábamos sine die las tareas pendientes, perjudicando, como es por la inmensidad de la red sabido, la habitabilidad del habitáculo. En un inusual arranque hemos atajado de un plumazo la guarrería acumulada en todo este tiempo en áreas como el escritorio o la nevera, aún territorios vírgenes, qué duda cabe, mejorando la comodidad del piso. La verdad es que tras este inaudito episodio me he visto impelido hoy a mantener mínimamente la habitabilidad con puntuales fregoteos de rutina, antaño tan escasos. Ignoro cuánto durará este sorprendente celo y especulo que no demasiado.

La cuestión es que me recuerda viejas teorías historiográficas, obsoletas y denostadas, sobre el vigor de los pueblos y civilizaciones. Historias de decadencias morales arrasadas por un ímpetu externo o renovador. Se sabe que son visiones de la Historia simplistas y moralistas, fundamentadas en frívolas especulaciones psicologistas pero que resultan sugestivas. No voy a negar, por otro lado, el desinterés de la historiografía por la psicología social como elemento a tener en cuenta, pero esa ya es otra historia. De lo que se trata es que siento como si los bárbaros hubiesen arrasado el Imperio Romano. Entonces me pregunto con pavor si es el fin de los excesos orgiásticos y el triunfo de la recatada vida monacal. Un frío escalofrío recorre mi espalda. Confío en el natural hedonismo de la idiosincrasia del piso franco.

Sé que el título invita a una oportuna cita de la obra cumbre de Spengler, pero no nos vayamos a engañar, no tengo estómago para tragarme las 1416 paginazas de los dos volúmenes de La decadencia de Occidente ni soportar las paridas del muchacho.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Me congratula que toques el tema este de las invasiones y demás contiendas humanas a lo largo de la historia.

Justito estoy preparando para septiembre una apasionante asignatura llamada "psicología social del conflicto", y como no tengo ni pajolera idea de lo que son las teorías historiográficas, voy a poner una teoría antiquísima que me ha recordado tu disertación, y que mi profesor ha enmarcado, en un alarde de polarización artificial de las ciencias y las ideas, dentro de las teorías del conflicto (cuyo más famoso exponente sería marx por su defensa del conflicto como mecanismo del todo, y frente a las teorías del consenso, de corte más bien conservador), que elaboró un tal Abén Jaldún, cuyo único dato biográfico que conozco es que era ligeramente anterior a Maquiavelo (así que siglo 14 o 15 le calculo yo), y que versa sobre el conflicto permanente de "civilizaciones".

EL tío este decía que los pueblos nómadas, endurecidos por las duras condiciones del desierto, conquistarían fácilmente a los pueblos sedentarios acostumbrados al lujo y al vicio; pero los conquistadores pronto adoptan las maneras de los conquistados y son a la vez conquistados por otras civilizaciones menos corrompidas, comenzando un nuevo ciclo que se repite cada cierto tiempo.


Simplista, pero curioso. Lo mismo no pega mucho, pero me he acordado de algo que tenía que estudiar, y me he sentido útil (a mis estudios, claro).
Según el moruno ese, o con urgencia resurges de tus cenizas, te "desaburgesas" y vuelves a tu vida endurecida (pies con 2 kilos de mierda al andar descalzo, litronas y txustas por doquier, olores nauseabundos más allá de tu cuerpo, fregar en una pila atestada de cacharros cada vez que quieras usar algo, encontrar mil cosas inútiles que creías perdidas salvo la que estas buscando con urgencia...) o aparecerá un costras piesnegrista que te arrebatará fácilmente la casa, tu modo desahogado de vida y tu honor. Y si no es un guarro, peor aún, podría manifestarse en forma de pareja posesiva que te encaminara ciegamente al bello mundo del euribor y el nutribén (diossss que miedo!)

Anónimo dijo...

Bla, bla, bla, bla, bla... Desagradecido. Ni una puta mención a la ayuda.

Anónimo dijo...

Y sí, se te está pegando la recatada vida monacal. Ayer, cual padre rector del monasterio, mandaste retirar los restos del ágape nocturno al pobrecillo monaguillo de turno. Citando "Que vida más triste"; eres lo puto peor.

Pío dijo...

Interesante debate, querido Gaztetxea. Sobre la teoría del conflicto y, en definitiva, de la dialéctica histórica, hay que recordar que es la parte de la teoría de Marx que hereda de Hegel y, que, para mi entender, es una de las partes donde flojea Marx, tan inspirado normalmente. Ahora bien, con todo, Marx plantea una superación del conflicto en el socialismo, mientras que Heráclito no piensa en síntesis superadora ni nada por el estilo.

En cuanto al planteamiento de la impetuosidad de los pueblos es desolador. La conclusión es que se necesita el conflicto, es decir, unos puteaos y otros no, para que la cosa funcione. Ahora bien, como interpretación histórica es simplista, desestima factores y desconoce motivaciones. Con todo, el tema de las "invasiones bárbaras" (elemento básico en buena parte de las civilizaciones antiguas) es la mayor asignatura pendiente de la Historia Antigua.

Lo que si te digo es que la historiografía carece de fundamentos en psicología social, sin duda básicos para entender muchos fenómenos históricos. Si tienes algún libro que recomendarme, ya sabes.

Unknown dijo...

Pues así que me venga a la cabeza, aunque no sé si se acerca a lo que buscas, me llamó la atención un libro que venía en la bibliografía de la asignatura, que se llama Psicología social de la guerra de Martín Baró, jesuíta seguidor de la teología de la liberación. No se que tal estará, pero cuando el profe lo cita en los apuntes me parecen aportaciones de crack. Tanto que me parece que va a ser de los pocos libros escritos por un cura que me podría apetecer leer jejej. No en vano, es el creador de una corriente denominada psicología social de la liberación.

Después de hacer publicidad de un jesuita, y teniendo en cuenta que ni siquiera he podido aún ojear nada de su obra, espero que esté bien ;-P....



....aunque bien pensado, con volver a escribir con "anónimo" lo mismo cuela

Por cierto, ya que estaba con lo del curilla este, he metido su nombre en la wikipedia y me ha salido un enlace a la psicología social comunitaria, asignatura que también llevo para septiembre, y que no se parece mucho a lo que en el artículo pone (digamos que mi profe es un poco pakete) pero que creo que os puede interesar: habla del concepto "ciudadanía" --'


http://es.wikipedia.org/wiki/Psicolog%C3%ADa_comunitaria

El sátiro del Raval dijo...

Virgen santa... ¿Quién os ha autorizado a culturizar este blog nacido como apología de la podredumbre y la hez?

Suerte que la divina providencia es sabia y la cabra tira al monte, con lo cual hemos logrado recuperar el espíritu orgiástico cochambroso del Pisofranco acumulando, verbigracia de nuestro reconocido síndrome de Diógenes, basuras desde esa remota fecha.

Tanto tiempo sin limpiar como sin leer el blog. No está mal...