la frase del momento

"¿No es la cerveza la bebida de la sinceridad, el filtro que disuelve toda hipocresía, toda la comedia de los buenos modales, e incita a sus aficionados a orinar sin pudor y engordar con despreocupación?"

M. Kundera


viernes, 26 de enero de 2007

Sobre el espíritu competitivo

Los grandes proselitistas del mercado no pierden nunca ocasión de ensalzar las bondades de la competencia en todos los ámbitos de la sociedad. De hecho, de esta sencilla idea se desprende el corpus teórico de lo que se ha venido a llamar, de un tiempo a esta parte, neo-liberalismo.

A mí este planteamiento, personalmente, me resulta desazonador. Básicamente, porque no tengo un espíritu competitivo. De hecho, me fastidian las luchas de Egos que se baten como machos cabríos para hacerse con la preeminencia de ser el más fetén. Por ejemplo, me hace perder todo el goce de una amena partida de cartas cuando alguien muestra un especial afán por la victoria. Resulta agotador soportar esas ansias que rezuman todos sus gestos y le quita todo el encanto de una amena partida de tal forma que no reparo en ceder para que el ambiente sea natural. No entiendo ese desaforado interés en una partida amateur en la que no hay un duro presidiendo.

La cuestión es que yo me marco objetivos que tienen un significado para mí, bien porque sacia mis inquietudes, bien para superar algún vicio molesto. Considero que es una actitud éticamente intachable y, para que nos vamos a engañar, encomiable. Ahora bien, resulta que, para lo bueno y para lo malo, vivo en sociedad y me planteo, no sin inquietud, hasta qué punto no debería yo desarrollar ese ánimo y, desde luego, esa habilidad considerando tanto la importancia que se le otorga como su necesidad para la supervivencia.

Desde luego no pretendo discutirle a expertos en economía, pero creo que se sobrevalora este comportamiento y, mucho peor, ello nos lleva a confundir y distorsionar los valores verdaderamente interesantes. La cuestión no es, ni mucho menos, potenciar e inculcar en una sociedad el espíritu competitivo. Recordemos que la competencia, tal y como nos aclara la RAE es 1. f. Disputa o contienda entre dos o más personas sobre algo. 2. f. Oposición o rivalidad entre dos o más que aspiran a obtener la misma cosa.

Si se me permite la osadía, dudo que eso resulte enriquecedor más allá de para aquellos que partan en ventaja. Me parece mucho más oportuno estimular la libertad, la igualdad, la iniciativa, la imaginación y el ingenio para asegurar la prosperidad y el bienestar que no una dinámica competitiva que no genera más que disputas, tensiones e injusticias. Un ejemplo: la competencia del PSOE y el PP por ver quién es más estupendo no lleva más que tensiones, maniqueismos, discusiones bizantinas que son totalmente improductivas.

2 comentarios:

Ivan G. Chicano dijo...

El principio esencial dl libre mercado es q los individuos, buscando su propio provecho (sea cuál fuere la definición d provecho), q es lo q libremente se supone su inclinación natural, no está reñido con una asignación eficiente de los recursos... q el egoísmo individual tiene muchas veces como consecuencia... tener q dar satisfacción al colectivo.

Me da a mí q caes en el cliché d considerar q esta concepción equivale a q los q la abrazan... no tienen valores ni son majetes... Pero simplemente, lo q ocurre es q... esta ideología, o ética, como la quieras llamar, no impone unos valores determinados al personal. No tenemos una teoría dl mundo y la felicidad... Ni somos capaces d explicar cada una d las cosas q se producen en este universo caótico... ni estamos pendientes d los detalles d la vida íntima d la gente... o de la propia definición d provecho q a cada uno le apetezca darse a sí mismo...

Para bien o para mal... si te miras las encuestas q la ONU hace entre todo tipo d países para esbozar la jerarquía d valores d la humanidad y demás historias verás q, con notable diferencia... el primero de todos es el ÉXITO... todo lo abstracto q tú quieras... pero no es ni la fe, ni la familia, ni la igualdad, ni la libertad, ni la lealtad, ni la fidelidad... es el ÉXITO. Yo creo q al principal valor d la humanidad es a lo q se refiere el economista cuando habla d ser competitivo... llámale esfuerzo, llámale productividad, espíritu d superación... q no son, en esencia, contravalores... más bien lo contrario... Quiero decir q no estamos en esa onda conflictual materialista d "todos van a ostiarse por labrar el huerto ajeno"... La idea d la suma cero no es la característica d la ética q criticas.

a mí me da igual si para uno el éxito es ganar su primer millón antes d los 30 o hacerse un nudo en los huevos d tocárselos... lo q quiero decir es q si uno opta por lo primero no es pq sea un inmoral...

Por otro lado... lo q tampoco vamos a hacer es quitarle el millón al "competitivo" q se lo labró para repartirlo entre los q se tocaron los huevos...Pues si era d ética sobre lo q hablábamos (luego la realidad es mucho más compleja)... pues eso es injusto. Así lo veo.

El sofista que fui dijo...

No digo que sea inmoral, digo que es una moral que me desagrada y q no la veo enriquecedora.

En cuanto al éxito me parece un concepto amoral. Depende de los objetivos que cada cual se ponga. Desde luego, todo dios desea que le vayan las cosas cojonudas. La cuestión es confundir el fin con el medio y eso pasa con la competitividad. Lo que pasa es q como en todo este tipo de debates, estamos ante una cuestión compleja y la palabreja en sí es polisémica a rabiar.