La calma más total
En esta casa
el tiempo pasa...
Tras pocas pero intensas estancias en el piso franco ya puedo ofrecer una opinión más o menos descriptiva y real (desde mi subjetividad, claro está) de lo que se acontece entre estas paredes paĺidas satén. Efectivamente, no se trata de un Taj Mahal, no encontraremos en él ningún lujo ni capricho económicamente exagerado... eso se agradece. Dicen (nunca se quien lo dice pero se dice ¿?) que un piso es el reflejo de los espíritus que en el habitan; este caso es un notorio ejemplo de ello.
He aqui un hábitat sencillo cuyo único decoro son los restos biodegradables, o no, que se acumulan en diferentes zonas y rincones agravando ese síndrome de Diógenes que afecta tan acusadamente a sus inquilinos. No obstante, esa materia (mierda) tiene un carácter dinámico y variable que favorece la creación de una atmósfera muy cálida y humana... y eso se agradece. Estamos hablando de un refugio urbano aislado de las coordenadas espacio-temporales que contrastan con la realidad palpable en el exterior, ese exterior presente y alejado a la vez que, cuan cuadro en el museo o televisor, se observa desde sus altos ventanales. Es un espacio de motas de polvo, de rayos de sol matutinos, de farolas prostituyéndose, de guitarra desafinada, de música punky melancólica, de guindilla en exceso, de mantas blandas y drogas cariñosas. Entrañable.
Para mí que aparecí como un acompañante de Sgt. Peppers, entre llantos de The Smiths y hundido en ambientes de mercromina, fue (y es) un mundo de calma, una nube de humo atemporal que me envuelve, una bolsa amniótica protectora y fértil. Todo se sucede con parsimonia, entre charlas políticas y hormonales, entre naipes y cafés. Sede de la gastronomía y el buen beber, infierno celestial del exabrupto correcto, dispersión en la nada y comprensión del todo. Carpe diem et noctem y beatus ille en un solo pack. Como diría el poeta "la calma más total".
Pos eso...
en esta casa
el tiempo pasa.
1 comentario:
Síndrome de Diógenes, síndrome de Diógenes... ¡Qué manía se tiene a calumniar a los grandiosos filósofos cínicos que, desde luego, idolotramos con todo el alma!
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