Odios íntimos y personales
De vuelta a la detestada estadística, como un sino irrefrenable del que no puedo escapar, tras afrontada, prácticamente de forma milagrosa, mi también despreciada tesina. Cuando sea ya un recuerdo de momentos pasados, tendré a bien colgarla para goce del ciberespacio, para que quede como testigo inadvertido de mi sacrificio.
No puedo dejar de volver a los orígenes y cagarme solemnemente en esa depravada disciplina llamada estadística. Clamo, pues, nuevamente, mi odio irreconciliable a esta puta mierda.
Aprovecho, con todo, para incorporar a mi conocida animadversión el no menos merecido y contundente repudio a esa estupidez burocrática que constituye el perverso CAP. No quiero dejar de hacer llegar al mundo mi desprecio por los pedagogos, una de las más lamentables manifestaciones de los vicios del mundo académico. Sin duda, mejor hubiese sido para la humanidad que no hubieran existido nunca.
Nada más íntimo y sentido que un odio bien asentado. ¡Qué placer en la indignación!
1 comentario:
Gracias por vuestra visita y palabras de reconocimiento que hacemos extensibles a vuestra estupenda bitácora de vida, alcohol y humo....y odio sano a los (malos)pedagogos que también compartimos, porque los hemos padecido y sufrido.
Saludos y estaremos en contacto
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