la frase del momento

"¿No es la cerveza la bebida de la sinceridad, el filtro que disuelve toda hipocresía, toda la comedia de los buenos modales, e incita a sus aficionados a orinar sin pudor y engordar con despreocupación?"

M. Kundera


lunes, 9 de junio de 2008

Lo obsceno en la moral de masas en la sociedad de la información

Tengo una sensibilidad extraña, lo reconozco. En múltiples ocasiones me veo asediado por mis emociones sin esperarlo ni comprenderlo. Asumirlo y no verme dominado por ello supongo que es el reto de madurar.

Por casualidades de la red, me he visto ojeando lo que me ofrecía un invento cibernético, creado por una poderosa corporación informática, llamado my space. Sin comerlo ni beberlo, me he visto ante las diferentes fotos que han ido colgando, a mi modo de sentir, obscénamente, diferentes conocidos en grados diversos, recopilados en la red de contactos de una cuenta de correo.

El sentido del pudor es diverso como la moral. Para mi sensibilidad, resulta mucho más obsceno y sofocante compartir momentos de intimidad personal, vacaciones, celebraciones familiares... que otros habitualmente considerados impúdicos, como la desnudez o directamente, el acto sexual. La desnudez, o directamente, cualquier motivo mínimamente lúbrico, difícilmente trascenderá los impulsos sexuales del espectador, o la mera repulsa en caso de ser una visión desagradable.

Ahora bien, mostrar detalles de la vida personal, sin afán artístico, como mero testimonio, es trasladar etapas de la vida que implicaron cierto significado para el sujeto, pero que al espectador ajeno, ignorante de ese valor, se le antojaran, poco más o menos, muestras vanas de momentos intrascendentes que pueden generar vergüenza o desazón, al palpar de forma manifiesta la intrascendencia del individuo en una sociedad de masas, al reproducir instantáneas comunes, repetidas hasta la saciedad, de un cumpleaños con tarta, el nacimiento de un familiar desconocido, o unas vacaciones en la playa.

En definitiva, es impúdico al no saber diferenciar entre lo familiar y lo extraño, al no entender que hay público que disfrutará viendo esas fotos, ya que compartirá el significado de las mismas y otro que se sentirá vacío y más ajeno del sujeto del que, en un principio, podía sentir, al percibir de forma clara la distancia que realmente hay.


***Empiezo a pensar que tendría que hacerme con un biombo, para hacer un espacio en la habitación filosofía para el bello campo de la moral. Reflexionaré al respecto.***

4 comentarios:

Pío dijo...

Con lo divertido que puede llegar a ser cotillear entre las fotos de los colegas... Aunque la mayoría, todo hay que decirlo, tienen un toque kish que rozan la vergüenza ajena.

Pío dijo...

Con lo divertido que puede llegar a ser cotillear entre las fotos de los colegas... Aunque la mayoría, todo hay que decirlo, tienen un toque kish que rozan la vergüenza ajena.

Anónimo dijo...

A mi lo que me jode es el tiempo perdido en las movidas estas de mocitas conocidas buscando algo morboso, y lo único que encuentras es lo que dice el irrendentísimo.

Soy de la teoría de que las cámaras digitales son un invento del diablo.
Antes, te hacías una foto que luego solías recordar como muy especial. Si es que te la llegabas a hacer, o si es que no se te perdía en el proceso del revelado (de pequeño los de las tiendas de revelado se me antojaban como seres aviesos cuya función era estropearte los mejores recuerdos de las vacaciones negándote fotos que podías ver en el negativo)
Ahora, cualquier gilipollas saca 28 instantáneas de cada tontuna, de cada persona que está cerca suya, de cada momento. Y lejos de inmortalizarlos, los estandariza todos. Porque fotos que merezcan la pena, 5 de cada colección de (mínimo) 100 fotos que saca "el de la cámara digital" en cada ocasión en que la lleva (sobretodo viajecitos)

Me consuela pensar que puede deberse a la novedad (la de hostias que habremos recibido la gente de nuestra generación por hacer una foto jugando, con lo caras que eran) y que dentro de unos años, la gente recuperará el sentido común.

Anónimo dijo...

"En múltiples ocasiones me veo asediado por mis emociones sin esperarlo ni comprenderlo."


:-)